viernes, 30 de noviembre de 2007

LA ESCUELA DEL AYER


Una exposición agrupa libros y material escolar que permiten comprender qué tipo de enseñanza ofrecían los colegios españoles durante el franquismo.



HUBO un tiempo en que lo primero que se hacía en las escuelas españolas era izar la bandera, rezar y cantar himnos patrióticos. Era una época de miseria y escasez, en la que maestros y alumnos pasaban mucho frío en invierno y se asaban de calor cuando llegaba el verano. Era la escuela que durante el franquismo instruía y adoctrinaba según las directrices del régimen.


Para comprender cómo era la realidad educativa española a lo largo del pasado siglo nada mejor que adentrarse en la exposición 'Memoria de la escuela', inaugurada ayer en la sala Moreno Villa (en los bajos del Teatro Cervantes), organizada por el área de Cultura y Educación del Ayuntamiento de Málaga, y que reúne una parte de la amplia colección del profesor de didáctica y organización escolar de la Universidad Autónoma de Madrid Jesús Asensi Díaz. La muestra estará abierta al público hasta el 20 de noviembre.


Aunque la mayor parte de los libros, documentos, mapas, fotos y diverso material escolar hacen referencia a la escuela franquista, también hay elementos de la enseñanza anterior (dictadura de Primo de Rivera y II República) e incluso de finales del siglo XIX.


Enciclopedias, libros de lectura, cuadernos de caligrafía, plumas, estuches, lapiceros, catecismos, plumieres, utensilios de bordado, ejercicios de cálculo o antiguos proyectores y tocadiscos. Todo esto y más se exhibe en esta exposición que refleja cómo era la educación desde la posguerra.


Eran aulas donde se formaba a 60 o 70 alumnos, de cuya instrucción se encargaba un solo maestro. En el centro de la pared frontal se situaba un crucifijo, flanqueado por los retratos de Franco y de José Antonio Primo de Rivera. Para combatir el frío, en los colegios que no había una estufa de leña, el maestro recurría a un brasero y los alumnos llevaban latas con brasas encendidas.


En el encerado, además de la fecha del día, los temas a desarrollar y los ejercicios caligráficos, se escribían las consignas religiosas y patrióticas. El horario era de 10 a 13.00 y de 15.00 a 17.00. Los sábados había clase, aunque se libraba la tarde de los jueves. El material escolar era escaso: a base de cartillas para aprender a leer, enciclopedias que servían para todas las materias y una libreta y un lápiz y pluma para los ejercicios.


Sur.es: 30.10.07

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